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Esteban Victor Maidana...

"El hombre es su deseo " dijo aristoteles, y mi deseo seria que compartieran este simple diario de visicitudes, alegrias , y de todo.. en esta balanza que es la vida misma...sepan disculpar..si alguno no se ve reflejado...solo es la vida....DEJEN SU COMENTARIO ES TODO BIEN RECIBIDO... ESTEBAN

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05 de Agosto, 2009 · General

Sueño en Sueño...


Erauna tarde gris, cuando me encontraba en la puerta de un edificio oscuroy gris, mi nueva escuela, entre tímidamente por la entrada grande ymanchadas de humedad, la gente que salía y entraba de ese edificio erade rasgos opacos, muy grises, llenos de miedo, muy callados, ninguno sesaludaba con ninguno.
Modestamente, puse mis pies dentro del pasillo opaco, lleno dehumedad, de mal olor, y salude con una voz muy firme, como para quetoda la gente que estaba al lado mío y a sus alrededores me pudieranescuchar, y así saludarme, pero no fue así, solo levantaron la mirada yla volvieron a bajar.
Empalidecido, no sabia que hacer, así que rápidamente me dirigí alsalón de actos, el cual era muy viejo, los techos eran de material yestaba todo roto, las paredes escritas y tachadas con pintura gris. Conmucho temor, me senté en la cuarta fila de la parte izquierda dellugar, al lado mío se sentó un muchacho y una muchacha de pelos y ojososcuros, con la mirada perdida en ambos lados. De pronto y sinesperarlo, la muchacha me dice:
-- ¿Sos nuevo vos no?
-- Si – Conteste rápidamente
-- No sabes lo que te espera acá – me dijo tristemente
– A los nuevos los torturan en la sala de torturas.
-- ¿¡Cómo!? – Pregunte totalmente sorprendido -- ¿Es cierto lo que me decís?
Me afirmo con la cabeza al igual que el muchacho que se encontrabaa mi izquierda. Del miedo me pare y empecé a correr hacia la puertapero cuando llegue, una mujer de cara pálida me negó con la cabeza ylas grandes puertas de madera vieja y rechinante se golpearonimpidiéndome el paso. La mire a la mujer de cara pálida y me dirigí porun pasillo oscuro en su final y empecé a correr, llegue al fondo y nohabía mas que tres puertas, abrí la primera y era un laboratorio deQuímica, la volví a cerrar, abrí la segunda puerta y un hombre seencontraba apoyado en sus brazos y lloraba desconsoladamente. Me leacerque cautelosamente, a paso débil y pregunte:
-- ¿Qué le pasa se, señor? – Tartamudeé.
-- Nada.
-- ¿Cómo que nada? – Insistí.
-- ¡¡Nada!! – Grito.
En ese momento levanto la cabeza y le faltaban los ojos, suscavidades oculares sangraban sangre, al igual que su nariz. Al ver estecuadro, di media vuelta para salir pero no pude, en la puerta seencontraban la mujer de cara pálida, unos 5 alumnos, un hombre de sacoy corbata, todos con un cuchillo en la mano.
Mire el suelo y los ojos de aquel muchacho se encontraban en elsuelo, inmediatamente vomite. Al hacer eso, toda la gente armadasoltaron los cuchillos, y los cinco alumnos se me acercaron y metomaron por la fuerza y me empezaron a llevar a un ascensor, meempujaron al ascensor y el hombre de saco y corbata presiono un botónque decía “- 37”. El ascensor empezó a bajar rápidamente y en unmomento el suelo se abrió y yo empecé a caer. En ese momento empecé arezar para salvarme de las púas que se encontraban en el fondo a unos100 metros, empezaba a hacer calor y gritos de dolor se escuchaban delas paredes. Faltaban apenas 50 metros para el colapso entre mi cuerpoy las púas gigantes que cada vez las veía más cerca. Seguía cayendo, meprecipitaba velozmente y cuando estaba a tan solo diez metros de laspúas escucho un ¡bip bip! ¡bip bip! ¡bip bip!. Abrí los ojos y eldespertador me estaba dando la hora de levantarme para ir a mi primerdía de clases. Salí de mi habitación y me dirigí al baño a secarme elsudor, me lave los dientes, me peine y salí rumbo a la cocina.
Unté unas tostadas con manteca y dulce de leche y unos buenosmates, me puse la mochila, y me fui a esperar un micro para dirigirmeal colegio. Cuando baje del ómnibus, me tope con un ex compañero delprimario, Facundito, media un metro con noventa y dos centímetros, eraun pibe malo, pero malo por algo que su psicología hacia que sea asiporque, yo siempre intente cambiarlo pero jamás me hizo caso, siemprefue un abusivo en el Colegio. Me acompaño hasta la puerta delestablecimiento y me dijo: - ¡Fuerza!
Me metió un tremendo empujón que entre unos cinco metros. Comencéa caminar hacia la puerta y note que tenía una entrada grande ymanchada de humedad, la gente que salía de allí y entraba de allí erade rasgos opacos, muy grises, llenos de miedo, muy callados, ninguno sesaludaba con ninguno. Parecía a mi sueño, me pellizqué para ver siseguía soñando pero no estaba despierto. Seguí caminando, pensando queera solo una casualidad y entre, note un mal olor que venia del fondo,la gente estaba muy callada y no reaccionaba. Comencé a caminar por unpasillo y en una de las ventanas observe una joven muy bonita queestaba sentada cubriéndose el rostro y llorando. Me le acerquecautelosamente y me senté al lado de ella. Inmediatamente le dije:
- Hola, soy Martín, de 5º Año. – Le dije
Levanto la cabeza y yo recordando mi horrible pesadilla mesobresalte, pero no le faltaban los ojos ni le sangraba la nariz. Teníaunos ojos hermosos, su perfecta nariz, su cabello caía por sus hombroshasta la cintura, me miro y sonrió. Le tome la mano y cuando le iba apreguntar por el motivo de su angustia se escucho una explosión y ellainmediatamente se paro y se metió dentro de un armario.
Al ver su reacción me tire debajo de un banco, pero no entendíaporque de esa reacción. En un momento dado, la puerta se abrió y uncuerpo enorme entro, del miedo me puse de espaldas a ella, pero cuandoespié por el costado del banco, vi que era una mujer, pero la habíavisto de espaldas. Note que tenia una soga en la mano y que se dirigíahacia el armario, en ese momento reaccione y me di cuenta que en esearmario estaba la muchacha. Tome coraje y revoleé un borrador contrauna ventana rompiendo el vidrio de la ventana. La Mujer salioenfurecida a ver que era lo que había pasado. Me pare y cerré la puertapuse un banco para bloquearla. Una vez hecho eso, corrí hacia elarmario y no había nadie en el, saque mapas y borradores de ahí, peroni rastros de la muchacha, no podía entender que había pasado. Salí muydespacito, y espié para ver si vía alguien pero no me percate que atrásmío se encontraba la portera barriendo y grito:
- ¿Que haces ahí?
Del susto empecé a correr e ingrese a un curso. Muy agitado, pedídisculpas, y me senté a lado de un muchacho. Cuando lo mire meempalidecí, era un rostro muy parecido al muchacho que apareció en misueño sentado a mi derecha. Me pare y tire una silla al piso, elprofesor dijo, alumno a Dirección y una sonrisa irónica se formo en surostro. En un principio me negué rotundamente pero luego accedí despuésde que me gritara un par de veces.
Empecé a caminar hacia la dirección pero algo se interpuso en micamino, la muchacha, que había estado encerrada en el armario haciaunas horas, estaba ingresando a la Biblioteca. De una corrida velozllegue a la biblioteca y me resbale, entrando en ella por el suelo.Seguí resbalando asta que me choque una columna de libros negros, estosse cayeron sobre mí. Cuando logre reponerme, alcé la vista y ella noestaba ahí. El Día se estaba acabando y salía del colegio con 5amonestaciones por tirar una silla.
Un nuevo día había empezado, y otra vez rumbo al colegio, con lapequeña ilusión de poder ver a la joven de ojos bellos. Baje del microy empecé a correr hacia el colegio y ahí estaba, como por arte de magiaparada en una esquina y cuando me vio, empezó a correr en dirección alestablecimiento. Mi carrera era eterna asta que la pude alcanzar, apenas la agarre le dije:
- No te asustes, no te voy a hacer nada, quiero que me digas tu nombre…
- Estefanía, Estefanía Moro
- Que bello nombre – replique
- Gracias - contesto con su hermosa sonrisa
- Quisiera volver a verte, ¿puede ser? – interrogue
- Puede ser – y señalo al portón Volteé y no había nada, cuando me reincorpore, ya no se encontraba.
Ese día era el más feliz de todos, había conocido al amor,solamente tres o cuatro palabras de su cautivadora voz bastaron paraenamorarme. Entre a mi curso y con menos miedo me senté al lado delmuchacho. Pasaron 5 clases, Química, Física, Matemáticas, Biología yFilosofía. Agotado, salía del colegio cuando sentí que me tocaban elhombro, me di vuelta y era Estefanía, mis ojos brillaron como nunca.Ella me miraba y me dio un papel. En el decía: “Malcom 4425 / 21:30hs”.Me había dado un lugar para encontrarnos.
Llegue a mi casa y me metí en la ducha, me bañe con un jabón deglicerina, me seque me puse mi perfume importado, mi desodorantepersonal, me lave los dientes y me guarde los cigarrillos en lacampera. Le pedí el auto a mi padre prestado y salí rumbo a la cita.Cumplí en hora y lugar, baje, pero antes de que toque timbre escuche unchistido, me di vuelta y estaba sentada en el asiento de acompañante demi coche. Asombrado me subí y la salude. Le pregunte a donde quería iry me contesto que a donde yo quería. La lleve a un restaurante de losmas fino, luego a su casa. Pero antes de bajar me tomo de las manos yme beso, acto seguido, hicimos el amor en el asiento de atrás del auto.
A la mañana siguiente concurrí igual a clases, aunque un pococansado, entre y note que ella no estaba en la esquina, ni en labiblioteca, ni en su aula donde la conocí. No me preocupe, ya que eralógico que haya faltado luego de la noche que habíamos tenido.
Subimos en la tercer hora a la sala de Computación y note en lapuerta una placa que decía: “En la memoria de la mejor alumna de esteestablecimiento: “Estefanía Moro”. Creo que mi rostro estaba más blancoque una tiza, estaba tan pálido con lo que acababa de leer que medesmaye y abrí mis ojos en una enfermería. Estaba atado. Y muchosmédicos alrededor, uno dijo, hay que operar, y cuando lo mire a losojos note una mirada de odio.
Luche con todas mis fuerzas para escapar, pero era imposible, perode pronto las ventanas cerradas estallaron y un viento fuerte vinocorto mis esposas que tenia en mis muñecas y pies. Salí corriendo ycorriendo llegue a mi casa donde me subí al auto de mi papa, sinautorización previa y me dirigí a Malcom 4425. Cuando llegue, toquetimbre hasta fundirlo, de golpe una mujer muy vieja se asomo y grito:
- ¿¡Que pasa!?
- Llámeme a Estefanía por favor.
La mujer me miro por unos instantes y abrió la puerta, me miro a los ojos y dijo:
- No pareces peligroso, pasa rápido…
Me metí en la casa y note que toda la casa estaba llena de fotos,diplomas, medallas y trofeos de Estefanía. La señora me ofreció un vasode jugo y me obligo a sentarme. Ella también se sentó me miro y empezóa interrogarme:
- Acaso ¿vos estas loco al venir a preguntar por Estefanía acá?
- ¿Por que? – Acote
– ¿acaso esta no es la casa de ella?
- Si, la fue – me respondió - la fue por 18 años.
- ¿Que paso?, ¿se mudo?
- Ja Ja Ja – rió en tono triste – Ella murió en el colegio, en lasala de Computación, hubo un cortocircuito y un monitor estallo y losvidrios impactaron sobra la cara de ella y le dio muerte casiinstantánea.
Me pare y con una mezcla de miedo, duda y asombro salí corriendorápidamente, me subí al auto y me dirigí al colegio, pero cuandollegue, ya no era un colegio sino que en la puerta había un cartel quedecía “hospital Neuro-psiquiátrico Municipal”.
La alarma se acciono y muchos médicos y policias se aproximabanhacia mí, atine a correr, pero como no entendía nada, me quede quieto.Los médicos eran mis profesores. Y me metieron en un cuarto quejustamente era el salón donde la conocí a Estefanía.
Empecé a mirar a los lados y para mi asombro, ella se encontrabaallí, solitaria y apagada, de pronto levanto su cabeza y tenia unasonrisa endemoniada. Se me intento acercar pero yo me aleje. Entoncescomenzó a cantar y su canto me atrajo como las sirenas atrajeron a losmarinos de Ulises en la Odisea.
Me acerque y me beso. Pero no me beso en la boca ni en lasmejillas, me beso en el brazo, grite con muco dolor. Cuando corrió lacabeza, de mi brazo irradiaba sangre increíblemente, grite y grite ynadie me escuchaba, la mire a ella, se rió y en una brebe cadena desegundos se esfumo en el aire.
Yo segui irradiando sangre y siento que el piso comienza atemblar, y las parades se empezaron a aproximar hacia el centro, enpoco tiempo, me encontraria aplastado entre las murallas. En un ultimosuspiro comenze a invocar a Dios para que me salvara, y del cielo seescucho una voz muy suave y cautivadora que decia:
- Es la hora, arriba.
Inmediatamente abrí los ojos y vi la cara de mi madre, que alivioera un sueño, me levante y sentía una picazón en el brazo. Cuando meiba a rascar me di cuenta que tenia la marca de dos colmillos en mimuñeca, me deje caer en la cama y comencé a reír.
Palabras claves ,
publicado por victoresteban a las 00:46 · Sin comentarios  ·  Recomendar

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